No hay un estadio que nos acomode más, ubicado en el sur de la capital, Ciudad Universitaria resulta ser un lugar más apacible que la mismísima Noria. Parece ser un contrasentido que aquel equipo que muchos acusan de ser unos pechos fríos saque la casta en el recinto más acalorado y apasionado de nuestro país.
Se nos podrá acusar de ser iletrados y albañiles, pero lejos, una vez más, el equipo del maestro Benjamín Galindo, mostró inteligencia, gallardía y valentía, ante la soberbia y cerrazón de la supuesta cúpula intelectual, representados por estas copias de universitarios venidos a menos.
Es una lástima que como aficionado del deporte más hermoso del mundo, uno se vea conminado a guardar silencio cuando anota tu equipo en instancias cruciales. Efectivamente, ayer una vez más estos pseudo-aficionados universitarios- letrados, dieron muestra de su intolerancia… hostigaron, golpearon, y vejaron a una afición noble y generosa como es la familia cementera.
Me detengo en este punto, no debe pasar por alto que respondemos a los ideales de la cooperativa y la verdadera fuerza está en la clase trabajadora como núcleo de interminable solidaridad, perdón que sea reiterativo, tal vez seamos personas de extracción humilde y los más castigados por el México de la opulencia, eso sí mis queridos amigos universitarios en nuestro estadio ustedes si podrán gritar y festinar los goles de su equipo, ya que entendemos la multiplicidad de expresiones que guarda el variopinto mundo futbolístico.
En el futuro que nos aguarda amigos cementeros… En primer lugar recomiendo que juguemos de local en Ciudad Universitaria, que bien nos sienta ese estadio, pero fuera de bromas, seamos humildes en la victoria porque este es el primer paso de los muchos que nos quedan para que podamos fundirnos en el grito de CAMPEÓN que hemos albergado durante estos 11 largos años.
Concluyó con unas palabras de Lic. Guillermo Álvarez Cuevas, que serán ejemplificadoras y prístinas ante lo que se viene: "Cuando se busca un propósito elevado y aparentemente difícilo por lo menos de grandes magnitudes, los hombres deben proceder como los arquerosque apuntan muy alto para dar en el blanco..."
Eso es todo ¡Arriba la máquina! Y como dirían por tierras andinas cuando obtiene una victoria el equipo albo, hoy el pan sabrá más rico y el té más dulce en la mesa de la familia cementera.
