Pensar e innovar


Siempre he pensado en la utilidad de un diario, probablemente sea una válvula de escape de nuestras emociones o simplemente una forma solapada de exhibicionismo, pero esa posibilidad de permitir a los demás conocer de nuestra intimidad resulta una empresa excitante, alentada siempre por una vorágine de intuiciones, percepciones y sentimientos.

Tal vez podamos disentir al señalar la utilidad de nuestro amigo diario, pero a lo mejor coincidiremos en la idea primigenia que llevo a su creación, esto es, rescatar su vocación registral de vivencias. ¿Vivencias? ¿Que es eso? Posiblemente, un conjunto de acontecimientos que configuran nuestra vida y que a medida que acaecen adquieren el status de experiencia, no estoy seguro, pero si así es, en estos momentos me encuentro trémulo y dubitativo ante el aquí y el ahora. Este particular estado emocional no me permite llevar un tranco firme y seguro que, como antaño, me permitía aunque sea tener la ilusión de controlar las riendas de mi vida.

En este terreno de indecisiones emergen reclamos por un hombre fuerte y firme en su actuar, que no tenga miedo de cargar con responsibiidades y que, en última instancia, no tenga temor a trascender. A sabiendas de esta ingente necesidad, me parece que este deseo de trascendencia no tiene ni pies ni cabeza en un mundo que ha perdido su capacidad creativa e innovadora y que apuesta cada día más a una homogenización del género humano.


Hasta aquí me pregunto donde quedo aquella capacidad de pensar y atreverse a innovar, tal vez el lobo estepario de Hermann Hesse tenia razón: " La mayor parte de los hombres no quieren nadar antes de saber". ¿Serán tesoros perdidos?

No hay comentarios: