El nuevo formato de los debates presidenciales… ¿Ayudará a definir el sentido de nuestro voto?


Después de 24 años, el próximo 22 de abril presenciaremos un debate presidencial con un nuevo formato… el propósito sacudirse de los monólogos de los candidatos y de los moderadores que fungían como simples cronómetros humanos.
En contraste, hoy se pretende que mediante la flexibilización de las reglas de estos ejercicios haya una mayor interacción entre los contendientes, tomando como punto de partida un rol activo de los moderadores, quienes tendrán la posibilidad de cuestionar a los candidatos, dando paso a un diálogo y la confrontación de propuestas.
Pero como ciudadanos, poniendo en blanco y negro estas ideas generales, debemos cuestionarnos ¿en qué se diferencian este nuevo formato con los anteriores debates presidenciales? El elemento novedoso será contrastar la rigidez versus la interacción. 
Por un lado, en el antiguo formato, la celebración de los 2 debates, destacaban por ser largos monólogos de las y los candidatos, con la participación de un máximo de 2 moderadores, los cuales eran simples administradores del tiempo, con el añadido de una ciudadanía espectadora que, únicamente se limitaba a escuchar, pero no a interpelar.
Ahora, con el nuevo formato, mediante la celebración de los 3 debates organizados por el Instituto Nacional Electoral, se busca que los mismos sean el espacio propicio para el diálogo y la confrontación de ideas de la y los candidatos, a partir de la presencia de 2 a 4 moderadores, los cuales a diferencia del modelo anterior, tendrán la posibilidad de cuestionar a los contendientes, con el acompañamiento de una participación activa de la ciudadanía que, a través de encuestas y sondeos de opinión, preguntas formuladas por el público o, de interrogantes realizadas vía redes sociales pondrán a prueba la capacidad argumentativa de nuestros aspirantes a Presidente de la Republica.
En resumen, en el actual proceso electoral 2018, seremos testigos de 3 debates, en donde nuestro órgano electoral ha establecido claramente las reglas:
ü  1er. Debate. Se celebrará el 22 de abril, a las 20 hrs del centro, en el Palacio de Minería de la Ciudad de México con la presencia de 3 moderadores (Azucena Uresti, Denise Maerker y Sergio Sarmiento), cuya temática será “Política y Gobierno), garantizando la participación ciudadana, a través de preguntas formuladas por los moderadores provenientes de las encuestas y sondeos de opinión.

ü  2do. Debate. Se celebrará el 20 de mayo, a las 20 hrs del centro, en la Universidad Autónoma de Baja California, campus Tijuana, teniendo pendiente la definición de los moderadores que participarán, cuya temática, será “México ante el mundo”, garantizando la participación ciudadana, a través de preguntas provenientes del público.

ü  3er. Debate. Se celebrará el 12 de junio a las 21 hrs del centro, en el gran Museo del Mundo Maya, en Mérida Yucatán, teniendo pendiente la definición de los moderadores que participarán, cuya temática, será “Economía y Desarrollo”, garantizando la participación ciudadana, a través de las preguntas realizadas vía las redes sociales. 

Sin embargo, en complemento con el rigor de los datos sobre el nuevo formato de los debates presidenciales, habrá que celebrar el ejercicio emprendido por el árbitro electoral, el cual destaca por promover el debate fuerte, abierto, desinhibido y vigoroso inherente a toda democracia, mismo que debe presentarse como el principal antídoto contra un fenómeno de enorme peligrosidad que, en su oportunidad Luis Alberto Lacalle, ex Presidente de Uruguay, caracterizó como de la inflación, pero no del dinero, sino de la inflación de las promesas electorales.
Esas promesas que, sin distingos de domicilio ideológico, caen en el lugar común de los buenos deseos, pero no de las soluciones concretas.
Es así, que la celebración de los debates, deben ser el espacio para exigir el contraste de propuestas que ofrezcan una respuesta a los problemas reales de las y los ciudadanos. Toda vez que es el mecanismo para conocer las propuestas de gobierno de los candidatos, su capacidad de reacción e improvisación, su posición frente a temas polémicos y no menos importante los rasgos de su personalidad y carácter. 
Y, así desterrar del escenario político nacional, la presentación de candidatos con plataformas endebles que, cual Rey Midas prometen transformar en oro lo que se ponga a su paso. Es por ello, que el contraste de ideas y la participación ciudadana será la única manera de detener este ejercicio irresponsable de nuestra clase dirigente que resume su actuar en el dicho popular…el “prometer no empobrece”
De tal manera, en conjunto con estas acciones emprendidas por el árbitro electoral, de cara al nuevo formato de los 3 debates presidenciales, deberán hacerse votos para que los moderadores cumplan con su función de cuestionar, pero no de incidir de manera tendenciosa y, que la y los candidatos se dediquen a proponer y no a descalificar… Por lo que sea esta la primera piedra para edificar una democracia que cambie la rigidez por el diálogo y la confrontación de propuestas… Lo cual, sin duda, resulta relevante porque en otras latitudes, este tipo de formatos flexibles y dinámicos han resultado determinantes para definir el voto de los ciudadanos… ¿será esto posible?
09.04.2018
Publicado en: enteratede.com.mx

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